lunes, 24 de octubre de 2016

Afile la sierra.

 Afile la sierra.





El séptimo hábito consiste en tomar tiempo para afilar la sierra, es decir, para parar un momento y pensar en cómo mejorar. Engloba a todos los otros hábitos del modelo de los siete hábitos porque es el que los hace posibles.

Principios de autorrenovación equilibrada

Con el siguiente diálogo el autor nos propone una refléxión sobre el séptimo hábito. Suponga el lector que se encuentra con alguien que trabaja febrilmente en el bosque, cortando un árbol con una sierra.
El séptimo hábito consiste en tomar tiempo para afilar la sierra. Engloba a todos los otros hábitos del modelo de los siete hábitos porque es el que los hace posibles.

Las cuatro dimensiones de la renovación.

El Séptimo hábito es la capacidad personal renovar las cuatro dimensiones de la naturaleza humana: la física, la espiritual, la mental y la social o emocional. El Séptimo hábito es la capacidad de renovarse a sí mismo.
La teoría de la motivación abarca esas cuatro dimensiones de la motivación:
  • Motivación economía (dimensión física): el modo en que la gente es tratada.
  • Motivación social (dimensión social): el modo en que la gente es desarrollada y utilizada.
  • Motivación mental (dimensión mental): referente al servicio, al puesto de trabajo, a la contribución personal en la organización
  • Motivación espiritual (ser un santo, dimensión espiritual): "Afilar la sierra" que es dar expresión a las cuatro motivaciones. Supone ejercer las cuatro dimensiones de nuestra naturaleza, regular y congruentemente, de manera sabia y equilibrada.

La dimensión física. Cuidar nuestro cuerpo.

La dimensión física supone cuidar nuestro cuerpo, comer correctamente, descansar lo suficiente y hacer ejercicio regularmente. Es una de las actividades más potenciadoras en la persona.
A medida que se aumenta la capacidad del cuerpo para hacer cosas más exigentes, las actividades normales van resultando más fáciles y agradables.

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SINERGIA. Hábito de la INTERDEPENDENCIA










Este hábito, el de generar y favorecer un entorno con sinergia, en cierta forma reúne y pone en acción los hábitos anteriores.
Si tenemos que definir a este hábito en pocas palabras, podemos decir que trabajar con y en sinergia, significa trabajar de manera cooperativa. Más allá del cargo que desempeñemos en una organización, generar y promover buenas relaciones interpersonales es fundamental. A su vez, para ello, lograr entablar una buena comunicación, y hacia todos los niveles, es clave.
El hábito de la sinergia o de la interdependencia, como también se lo conoce, plantea como estrategia, el generar permanentemente relaciones interpersonales saludables. ¿Qué significa en un contexto organizacional, relaciones saludables? Significa vínculos sólidos, a través de los cuales, todos buscan efectividad y cooperación por parte de los demás.

¿Cuál es la esencia del hábito de la sinergia?

El sexto hábito de la gestión efectiva, rinde honor precisamente al concepto de “efectividad”. Propone captar y utilizar todo el potencial que cada persona, individuo o parte que compone al todo, como podría una organización, de forma óptima.
Si pensamos en el área de Calidad, por ejemplo, y concretamente, en el equipo de trabajo que la integra, este hábito supone un gran desafío. Muchas veces quien tiene la función de liderar a este equipo, siente que está un poco solo en el camino a recorrer. Y he aquí la clave de este hábito: buscar la cooperación de todas y cada una de las partes. Solo de esta forma es posible lograr el gran objetivo.
Actuar con sinergia, implica una serie de conductas: ser proactivo, sensible a la comunicación y dispuesto a trabajar arduamente en los distintos canales en los que esta se presenta. También significa dejar de lado, ciertos egos y anteponer como prioridad, el bien último.
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Procure primero comprender, y después ser comprendido.


Procure primero comprender, y después ser comprendido.




Procure primero comprender, y después ser comprendido. Este principio es la clave de la comunicación interpersonal efectiva. Tenemos tendencia a precipitarnos, a arreglar o juzgar las cosas antes de comprender profundamente el problema.

Principios de comunicación empática

El Autor no coloca en la siguiente situación.
Suponga el lector que tiene problemas en la vista y que decide visitar a un oculista. Después de escuchar brevemente su queja, el oculista se saca las gafas y se las entrega.
  • Póngase éstas —le dice—. Yo he usado este par de gafas durante diez años y realmente me han sido muy útiles. Tengo otro par en casa; quédese usted con éste.
  • El lector se las pone, con lo cual su problema se agrava.
  • ¡Esto es terrible! —exclama usted—. ¡No veo nada!
  • ¿Por qué no le sirven? A mí me han dado un resultado excelente. Ponga algo más de empeño.
  • Lo pongo. Pero lo veo todo borroso.
  • Bueno, ¿qué pasa con usted? Piense positivamente.
  • Positivamente no veo nada.
  • ¡Vaya ingratitud! —le increpa el oculista—. Después de todo, ¡lo único que pretendía era ayudarle!
¿Con cuánta frecuencia diagnosticamos o juzgamos antes de prescribir en la comunciación?. Tenemos tendencia a precipitarnos, a arreglar las cosas con un buen consejo. Pero a menudo no nos tomamos el tiempo necesario para diagnosticar, para empezar a comprender profunda y realmente el problema.
Si yo tuviera que resumir en una sola frase el principio más importante que he aprendido en el campo de las relaciones interpersonales, diría lo siguiente: procure primero comprender, y después ser comprendido. Este principio es la clave de la comunicación interpersonal efectiva.

Carácter y comunicación para dominar la comunicación empática.

Tiene que desarrollar esa capacidad para la escucha empática, basada en el carácter, que suscita apertura sincera y confianza hacia la otra persona. Para desarrollar la comunicación empática hay que dominar los tipos de comunciación, leer, escribir, hablar y escuchar.

La escucha empática.

La escucha empática es tratar de comprender a través de una escucha atenta, antes de tratar de ser comprendido. La mayor parte de las personas no escuchan con la intención de comprender a los demás, sino de prepararse para contestarles o buscar una respuesta ventajosa.
Empatia no es simpatía. La esencia de la escucha empática no consiste en estar de acuerdo o en simpatizar; consiste en comprender profunda y completamente a la otra persona, tanto emocional como intelectualmente.
Los expertos en comunicación estiman que, en realidad, sólo el 10 por ciento de lo que comunicamos está representado por palabras. Otro 30 por ciento se vehiculiza a través de diversos sonidos, y el 60 por ciento restante es lenguaje corporal. En la escucha empática se escucha los sentimientos, los significados, se percibe, intuye, siente.

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